
Una tarde para estar satisfecho en Las Ventas

Balance: silencio, ovación y ovación
Toros: Parladé
El Cid ha conseguido un saldo muy positivo en su segunda comparecencia en la feria de San Isidro. A pesar de no cortar orejas, ha estado muy bien en los tres toros que mató -uno por el percance de Iván Fandiño- y sobre todo ha cuajado una importante faena en el segundon de su lote, una obra que de no haberse venido abajo el toro podía haber terminado en triunfo grande. El Cid salió de la plaza con la satisfacción del deber cumplido y de haber tenido de nuevo el reconocimiento de la exigente afición madrileña. Tarde, por tanto, bastante completa, en la que el torero de Salteras ha brillado tanto con el capote como con la muleta.
El primero de la tarde salió suelto del capote, manseando y volviéndose al revés. Para colmo dio una vuelta de campana al clavar un pitón en el ruedo. Después de recibir dos puyazos quedó muy parado, aunque en banderillas apretó bastante a tablas. El Cid comenzó la faena doblándose con él y cuando se puso con la derecha se encontró con una embestida corta e inconstante.
El toro claudicaba y clavaba los pitones en el ruedo, desluciendo los intentos del torero. También cuando intentó torear al natural, resultando la serie interrumpida por la constante perdida de manos del toro. Después de probar por los dos pitones y ver que no había posibilidad de lucimiento, El Cid se fue a por la espada, abreviando su labor. Mató de estocada y descabello.
Al cuarto lo toreó muy bien de capa, en verónicas ganando terreno muy bien ejecutadas y bien rematadas. También hubo un buen quite después del primer puyazo. El Cid se encontró a gusto con el capote.
Brindó al público y comenzó la faena sin probaturas, citando desde los medios dando distancia y ligando dos series muy buenas de derechazos que crearon expectación. El Cid jugó muy bien con la distancia y dio una tercera serie con la derecha redonda, muy ligada y de verdad que puso a todo el mundo de acuerdo.
El viento quiso ser protagonista, hizo acto de presencia y le molestó en esta fase de la faena. El Cid cambió a la mano zurda, por donde el toro reponía más y era más complicado. Por eso volvió a la derecha con el toro ya más agotado y extrajo los últimos muletazos posibles a este toro de Parladé que se había desinflado de mitad de faena en adelante. Mató de estocada y fue ovacionado en reconocimiento a una labor de apuntó muy alto pero que no se pudo mantener por falta de enemigo.
Otra vez se lució El Cid con el capote en el sexto, que lidió por el percance de Fandiño. El torero brilló de nuevo a la verónica. Brindó la faena a la cuadrilla de Fandiño, que a esas horas ya había sido trasladado al hospital tras ser intervenido de una cornada grave, y estuvo muy centrado en las primeras series, sin forzar al toro y templando muy bien. El de Parladé escarbaba y se lo pensaba y el torero le atacó sin obtener la necesaria respuesta de su oponente. El Cid no escatimó en esfuerzo e insistió hasta exprimir el último muletazo. Esta vez pinchó en el primer intento pero a la segunda dejó una buena estocada. Madrid le supo reconocer el esfuerzo.
Fotos: Alberto Simón
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