
Gran faena de El Cid a un ‘victorino’ en Mont de Marsan

Balance: silencio y ovación
Toros: El Pilar
El Cid ha vuelto a cuajar una buena faena a un toro de Victorino Martín. Esta vez ha sucedido en Mont de Marsan (Francia), donde un toro cornipaso de esta ganadería le permitió torear al natural con la mano muy baja y muy despacio. Fue un reencuentro con lo mejor de su toreo que no pudo acabar en triunfo porque la espada le jugó una mala pasada. Y todo después de haber topado en primer lugar con el toro más difícil de la corrida, una auténtica prenda que no le dejo dar ni un muletazo.
A ese primer toro lo toreó de capa con buen oficio de salida, acoplándose muy bien desde el primer momento. Ya en la brega dejo claro el serio toro de Victorino que por el derecho iba a tener poco recorrido y del mismo modo se comportó en la muleta, donde no tuvo ni un pase. El Cid comenzó por ahí la faena pero al segundo muletazo el toro ya estaba intratable, pero no sólo por la derecha, sino también al natural. Era sencillamente un toro imposible, con un gran peligro por los dos pitones. Procedía hacer lo que hizo el torero: matarlo lo antes posible. No se podía hacer nada más.
El cuarto fue un toro cornipaso que provocó la sorpresa en el tendido por su presencia. Salió suelto del capote y El Cid aprovechó para dejar buenos lances e intercalar chicuelinas y delantales, rematando con media. La faena la brindó al público y sin más probaturas dio una primera serie con la derecha encajado y súper templado. Cambió a la zurda y dio naturales larguísimos barriendo el ruedo con media muleta. Hubo otra serie más por ese pitón con el toro más apagado y cambió a la derecha de nuevo, pero ya encontró una embestida más corta. Supo aprovecharla y rematar bien esa serie con un buen pase de pecho. La última serie con la izquierda fue muy templada, tal y como pedía que le hicieran las cosas un toro que tuvo nobleza en su embestida y al que entendió muy bien de principio a fin. Cuando se disponía a finalizar la faena, el ‘victorino’ le alcanzó en la zona del glúteo. Cuando todo se encaminaba al triunfo, la estocada hizo guardia y eso enfrió el ambiente y le hizo perder una oreja segura.
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