6 Figura del Toreo

Ser figura del toreo es la meta de todo el que se viste de luces. Yo creo que en 2006 y 2007 he dado pasos importantes en este sentido. El año 2006 lo comienzo toreando en América, pero lo realmente importante del arranque fue las dos orejas que le corté a un toro de El Pilar en Castellón. Poco después voy a Olivenza y le corto las orejas a un toro de Victorino.
Antes de comenzar a torear este año viví uno de los momentos más bonitos de mi vida en mi pueblo. El Ayuntamiento decidió poner mi nombre a una calle y ese día sentí el calor de todos mis paisanos. Fue un reconocimiento que llevo en el corazón.
Sin embargo, en la Feria de Abril no salieron las cosas. Corté una oreja en la corrida de Victorino a un sobrero de Pereda y eso fue todo. Los toros no ayudaron ese año. Voy a Madrid con la mentalidad de que todas las miradas están puestas en mí. La exigencia era grande pero todo salió bien: corté una oreja a cada toro en la corrida de Alcurrucén –mi segunda Puerta Grande el 22 de mayo- y otra oreja más a la de Victorino. Fui triunfador de San Isidro y las cosas se pusieron en su sitio otra vez. En la Beneficencia el 7 de junio, si mato, quizá hubiera salido a hombros también.
2005 había sido un año de explosión y 2006 iba a serlo de consolidación. Lo importante es que no perdí el tono después, con triunfos en Granada, Huelva, Linares, Valladolid, Murcia, Albacete, San Sebastián y Salamanca. La tarde de Salamanca fue muy completa, le corté tres orejas a una corrida de Garcigrande.
El remate para este año tan completo, la guinda de la temporada, fueron los seis toros de Sevilla. Por fin pude hacer frente a este reto y a esta ilusión y lo resolví muy bien. Fue una tarde muy completa, que se vino definitivamente arriba después de la faena al primer toro de Victorino, al que le corté las dos orejas. La afición de Sevilla, mi gente, pudo ver mi dimensión como torero en una situación difícil para cualquier torero. Lo de los seis toros fue la culminación de un año importante: por la Puerta del Príncipe y porque la plaza se llenó, lo que era señal de que la gente quería verme.
De la temporada 2007 destacaría sobre todo la regularidad que mantuve. No ha habido lagunas, tampoco altibajos, he mantenido una línea importante. Creo que ha habido dos puntos clave en este último año: Sevilla y Bilbao. En ambas plazas sentí que ponía a todo el mundo de acuerdo, que se me reconocían mis logros sin fisuras.
Sevilla fue importantísimo para mí. Por mucho que tengas la temporada hecha, Sevilla y Madrid son dos plazas que tienen que funcionar. Lo de Sevilla fue fuerte porque la tarde de los ‘victorinos’ dejé satisfecha a mucha gente. Era mi cuarta salida por la Puerta del Príncipe y eso no se logra todos los días. Creo que en Madrid también estuve a nivel alto pese a no cortar orejas. Estuve bien en la de Victorino y toreé un toro de Juan Pedro bastante bien la segunda tarde.
No hay que olvidar la tarde de Barcelona, donde corté dos orejas, ni más adelante las tres orejas de Algeciras y Pamplona. Todas esas corridas alimentan la regularidad que tienen que mantener las figuras del toreo. Luego vendría El Puerto, donde me encontré muy bien, y Almería, donde corté dos orejas justo antes de Bilbao, una de las tardes más importantes de la temporada y de mi vida como torero.
El reto de los seis toros de Victorino en Bilbao el 25 de agosto no era nada fácil. Todo el mundo sabe que la afición de esa plaza es muy exigente. Cuando vi que había alcanzado el triunfo y que esa plaza se había rendido a mi toreo, no pude evitar romper a llorar. Ha sido uno de los momentos emocionantes de mi carrera, una de las tardes grandes de verdad.
Seguí la racha en Linares, donde corté tres orejas y puntué en plazas como Albacete, Valladolid, Logroño y Sevilla, donde toqué pelo con un toro de Parladé en la Feria de San Miguel. Terminé el año en Jaén, donde también salí a hombros.
Ahora estoy en un momento bonito, disfrutando y sabiendo lo que quiero. Y lo mejor es que no me cuesta estar delante del toro. Conservo mi ilusión como el primer día.