4 La eclosión

2002 fue un año importante para mí, se puede decir incluso que fue la rampa de despegue. Empecé la temporada en Écija con buen pie al cortar tres orejas a una corrida de Peralta. Y toreé un toro de Gerardo Ortega muy bien en la Feria de Sevilla (8 de abril) y di una vuelta al ruedo por pinchar.
En San Isidro maté la corrida de Hernández Plá y me encontré con el toro ‘Guitarrero’, al que cuajé. Le tenía cortadas las orejas pero entonces andaba muy mal con la espada y lo pinché. Eso fue un golpe duro porque salíamos de Madrid sin cortar orejas.
La temporada se vino arriba después de cortar dos orejas en Vic Fezensac (Francia). Hacía 12 años que no se cortaban dos orejas a un toro en esta plaza, que era de los Chopera, y eso abrió puertas. A continuación estuve bien en Sevilla, en la corrida del Corpus, donde le corté una oreja a un toro de Julio de la Puerta, y en Madrid, el 21 de julio, donde di la vuelta al ruedo en una corrida de Gavira.
Siguió la racha en Barcelona, donde corté una oreja a una corrida de Loreto Charro, y en Sevilla, donde el 15 de agosto también corté la oreja a un toro del Conde de la Maza. Creo que esta oreja de Sevilla fue clave para mí. Fue una corrida que no fue fácil y cogí mucha moral. La gente empezó a hablar de mí.
Ahí ya iba la cosa lanzada, de modo que llegué a Málaga el 18 de agosto, donde otra vez me habían puesto con la corrida de Guardiola, y estuve aún mejor que el año anterior, pero pinché a los toros y me vine de vacío después de formar un lío gordo.
Pero el triunfo de más fuerza de este año decisivo en mi carrera se produce el 1 de septiembre en Bayona (Francia), donde le corté el rabo a un toro de Victorino. Era la primera vez que toreaba una corrida de Victorino y pensaba que me iba a resultar muy complicado, pero todo fue rodado. Era como una premonición de lo que iba a pasar después: de la cantidad de triunfos importantes que he conseguido con esta ganadería.
Recuerdo que la racha siguió en plazas como Málaga, Barcelona y Valencia. Me encontraba muy bien, en un momento estupendo, aunque a veces fallaba la espada y quedaban sin orejas faenas muy buenas.
Esa temporada terminó para mí en Sevilla. Me pusieron el 12 de octubre y me cogió un toro. Mi primer toro me dio una cornada de tres trayectorias y ahí se acabó el año.
Me recuperé bien de ese percance y la temporada 2003 comienzo en Castellón. Por fin conseguía entrar en ferias, las plazas más importantes contaban conmigo, aunque en estos primeros momentos no puedo elegir. Decidimos hacer frente a corridas duras con tal de estar en los sitios.
En Castellón y Sevilla toreé la de Cuadri, y le corté una oreja al toro ‘Bola’, que luego se llevó todos los premios de la Feria. Un toro de este mismo hierro me cogió en Madrid.
Maté la de Victorino en Nimes y le corté una oreja. También toreé ‘victorinos’ en Madrid por primera vez y en Dax, donde pegué otro toque de atención cortando dos orejas.
También recuerdo con mucho cariño el triunfo de Huelva con una de Cuadri. Fue un triunfo de esos que pone a todo el mundo de acuerdo y de los que dejan a los toreros satisfechos por dentro. También puntué ese año en la feria de San Miguel de Sevilla y cerré con un triunfo en Jaén con una corrida de Macandro.
Ese año ya toreé 34 corridas y corté 24 orejas y un rabo.
2004 es el año de los ‘victorinos’. Maté 14 corridas de este hierro. Para empezar, ya abrí la temporada con una de Victorino en Castellón y por primera vez la maté también en Sevilla, aunque esa tarde no pudo haber triunfo porque la corrida no se prestó.
El 5 de junio voy a Madrid con una de Victorino y estuve a punto de abrir la Puerta Grande. Di una vuelta en el primer toro y le corté una oreja al segundo de mi lote. Al salir de la plaza nos llamaron los Lozano para torear la Beneficencia el 10 de junio con una corrida de Alcurrucén. Era mi primera Beneficencia y le corté una oreja a un toro.
Después voy a Algeciras y corto dos orejas, además de triunfar con corridas de Victorino en Santander, Dax, Bilbao, Bayona y Nimes. Aquí formé un lío gordo el 19 de septiembre y corté cuatro orejas. Sentí que esa tarde entraba en la afición de esa zona francesa, como que me habían dado su consentimiento.
Las tres orejas que corté en Albacete y la oreja con la que cerré temporada en Madrid me colocaron definitivamente en el camino.
Después de este año aprecié que los aficionados y la empresas me valoraban y me daban un sitio por el que había luchado muchos años de mi vida. Fue muy importante para mí que ese año me concedieran la Oreja de Oro de Radio Nacional de España. Fue un reconocimiento importante para mí porque votaban los periodistas especializados.